miércoles, 5 de junio de 2013

Roma locuta causa finita

No es habitual, pero narraré desde el fin al principio.

Ovación cerrada. Agradecimientos. Miradas de admiración, de sincera aprobación, guiños cómplices. Todo concurría en una plaza. Todo indicaba que el trabajo estaba bien hecho, que la Hermandad de la Sagrada Cena, a la cual mandamos un saludo desde nuestro rincón, habia sugerido, una vez más, las bases para un cambio en el procesionar.

Las redes sociales nos han ayudado a estar más cerca de hermandades y público, de tener pulso constante de lo que se habla y opina en la calle, de lo que se cree y se rumorea. Llevamos más de cuatro años incidiendo en estar cerca de nuestros oyentes, promoviendo el contacto directo con ellos, transmitiendo y retransmitiendo lo que se vive y se siente en nuestro día a día, lo que piensan algunos de nuestros componentes, incluso lo que escuchamos algunos en nuestros momentos más íntimos. Llevamos años queriendo que sepáis a qué suena la Esperanza, y parece que algo hemos conseguido.

Pero hay una pica en Flandes, una fortaleza que no logramos asediar. No puedo transmitir, por más que me empeñe, lo que sentimos cuando nos despertamos en una mañana de Corpus, en pleno "invierno cofrade", cuando la actividad merma hasta dejar hermandades en pleno barbecho, y una luz ilumina el rostro de nuestros componentes. No puedo haceros llegar como nos estremecemos de emoción cuando cruzamos San Agustín, ni cómo admiramos minuto a minuto el andar de un nazareno. No puedo entregaros la esencia de lo que vivimos en C/ Ancha ni de lo que vibramos en el Santuario de la Victoria. Me es del todo imposible relataros lo que sentimos cuando, en la noche del Jueves Santo, pasamos de largo el portón y los vemos a Ellos, Nazareno y Esperanza, Esperanza y Nazareno, dispuestos para dar gloria a su nombre y su ciudad. No puedo.

Y sin embargo vosotr@s, público y hermandades, llenáis auditorios e iglesias, apretáis las aceras, incluso a veces nos hacéis imposible el tránsito, evidentemente no aposta. Vosotr@s, público y hermandades, confiáis en nosotros el andar de vuestros titulares, sabedores de que el trabajo está pulido al milímetro. Gastáis vuestros minutos en escucharnos en YouTube, y en hacernos llegar vuestra opinión. Vosotr@s, público y hermandades, nos conocéis sobradamente, y sabemos que cuando aplaudís, lo hacéis porque vuestra expectativa ha sido cumplida o superada.

¿Cómo hacéis para estar ahí, para saber cada enclave, si yo mismo, comunicador habitual de la banda, no logro transmitiros todo lo que siento?

La respuesta es fácil. Acudís, llenáis, confiáis, gastáis, opináis, nos conocéis, aplaudís y agradecéis, no por lo que yo os transmita desde nuestro rincón, sino por lo que la Esperanza os regala en forma de música. Porque es nuestra razón de ser y nuestra palabra, la música. Y gracias a la música y no a las palabras vivimos ovaciones como la vivida el Domingo. Ovación del pueblo, del público. Al que nos debemos y al que profesamos admiración por su seguimiento. Y ya sabéis que cuando el pueblo habla...

"Roma locuta, causa finita"
(cuando Roma habla, la causa termina)

1 comentario:

  1. Geniales las palabras escritas más arriba que dicen mucho más de lo que a simple vista pueden parecer. Agarraros fuertemente al ancla de la ESPERANZA que lleváis en vuestro fajín y que os conduce a ELLA, es la única forma de no naufragar. Si permanecéis unidos como hasta ahora, habréis conseguido el futuro. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar