viernes, 31 de mayo de 2013

Audición recomendada: O vos omnes, de Tomás Luis de Victoria

"El músico de Dios". Así denominan expertos de música sacra en todo el mundo al abulense Tomás Luis de Victoria. Parece increible que, tras escuchar y valorar su obra, ésta no haya trascendido más allá del oído de algunos expertos y curiosos de la materia.

Victoria nació en Ávila, 1548, y murió en Madrid en 1611. Clérigo, compositor, maestro de capilla y uno de los máximos exponentes del renacentismo español. Permaneció en su ciudad natal hasta los 19 años, donde mostró interés por el sacerdocio e ingresó al servicio de la catedral. Jerónimo de Espinar lo introduce en la música de capilla, pero es Juan Navarro quien se encarga de su formación musical, siendo Victoria su último discípulo.

A partir de entonces, desarrolla su carrera musical en Roma donde, además de profundizar en sus estudios sacerdotales continúa su evolución musical, ésta vez bajo la tutela del famosísimo compositor renacentista Pallestrina.

Su deseo de volver a España era tal, que se carteaba con el gran Felipe expresándole su morriña por la ciudad que le vió nacer.

Para no extendernos más, os presentamos su obra "O vos omnes", perteneciente al V responsorium del libro Tenebrae responsories per Sabato Sancto. Se trata de un motete a cuatro voces, para su interpretación en las misas de sábado santo. Posteriormente, compositores como Carlo Gesualdo, ampliaron su armonía a cinco y seis voces (1603 y 1611 respectivamente), finalmente llegando a ser una coral mixta, arreglada por Pau Casals en 1932.



Esperamos que lo disfrutéis, y os animamos a que investiguéis sobre Tomás Luis de Victoria. Os daréis cuenta de que no todos los grandes compositores nacieron en Centroeuropa.

lunes, 27 de mayo de 2013

El legado de una creencia.

Los tiempos cambian, las modas arrastran masas, y los estilos permanecen, de forma efímera, bien patentes en nuestras calles, bien grabados en la retina. 

Atrás quedó el clavel en la solapa del portador, los verdiales en los cortejos, los fuegos de artificio en celebraciones sacras, y un sinfín de conductas que, aunque a día de hoy muchos se lleven las manos a la cabeza, en su momento fueron transgresoras y supieron mantenerse, de una u otra forma.

Hoy, desde nuestro rincón, queremos que miréis a vuestro alrededor, y os cercioréis de algo que, paso a paso, se acabará hundiendo con el peso de la historia y la tradición. Algo y alguien que todos los que tenemos ciertas décadas (no tantas) hemos vivido, porque han velado nuestro sueño, templado nuestras fiebres, y sosegado nuestro llanto cuando algo no nos gustaba. Esas abuelas de luto, custodias y transmisoras de una cultura religiosa, devota y ancestral, forjada a veces en la sumisión a lo inexplicable, o en la más pura de las creencias. 

Abuelas de negro que pasean su toquilla por las calles más antiguas de la ciudad, otrora arrabales inundados de gente, hoy sinuosas esquinas que dan lugar al espanto. Abuelas de tienda de comestibles, del barrio 'de tó la vida', que siguen dóciles el ritual dominical de la misa, limosna y comida familiar. Esas abuelas que una vez criaron a nuestros padres, e inculcaron en su pensamiento la fe y el amor a unos titulares, la capacidad de sufrimiento por la gloria inefable del vaivén de un palio. Esas que, por las celosías y rejas de sus balconadas, se asoman al paso de un crucificado, y estiran sus brazos para palpar la madera, aparentemente inerte, pero que tanta vida les dió en momentos donde el escepticismo inunda el sentir.

Abuelas de las que ya quedan pocas, y por desgracia no volverán, os mandamos un cariñoso abrazo, agradecimiento por vuestro aplauso, aunque no sepáis que somos tal o cual banda, de allá o de acá. A vosotras, gracias por transmitirnos lo que sabéis y sentís.

De ésta, también vuestra banda.

Audición Recomendada: Missa Solemnis, de Beethoven

La Missa solemnis en re mayor (del latín misa solemne), fué compuesta por Ludwig van Beethoven, siendo empezada en 1819, y finalizada en 1823. Es una de sus obras más famosas y problemáticas de su carrera, junto a su ópera Fidelio.

Se considera a esta obra, que vendría a ser su Op.123 como uno de los logros más importantes del compositor en todos los aspectos, y en todas las vertientes de la música sacra. Tanto fúe así, que Beethoven la denominó "su mejor obra", aunque su renombre no le haga justicia, teniendo en su haber sinfonías y sonatas del calibre que todos podemos conocer.

La Missa Solemnis representa a Beethoven en lo más alto de su punto de fuerza en todo su trabajo. Incluso Wilhelm Furtwängler, uno de los más notables directores del siglo XX, retiró esta obra de su repertorio, pues dijo ser incapaz de obtener un resultado que hiciera justicia al mensaje y a la grandeza de la que consideraba la mejor obra de Beethoven.


La Missa solemnis provocó no pocos problemas a Beethoven. La obra fue estrenada parcialmente junto con la Novena sinfonía. La Versión Definitiva sólo sería conocida por completo después de su muerte.
No es frecuentemente interpretada en directo, ya que su dificultad para los cantantes del coro es extrema. Algunos críticos pensaron que esta partitura pone de manifiesto que Beethoven no sabía componer para coro, ya que en la Missa solemnis extremaba los registros y lo esforzaba en exceso hasta el punto de la extenuación, al punto de que algunos críticos de la época afirmaron que la Missa exhibía sonidos 'herejes' y no aptos para una celebración litúrgica. Otros piensan que por el contrario incluso la capacidad de la voz humana ponía límites al talento creativo de este genio.


Os dejamos con una de sus piezas, el Agnus Dei. Esperamos sinceramente que lo disfrutéis.

jueves, 23 de mayo de 2013

Audición recomendada: Zarabanda, Georg Friedrich Häendel.

La Sarabanda de la Suite en re menor, es una de las composiciones más famosas de Georg Friedrich Haendel (Halle, 1685 – Londres, 1759), compositor de origen alemán, posteriormente nacionalizado inglés, considerado una de las cumbres del Barroco y uno de los mejores y más influyentes compositores de la música occidental.

De ella se han realizado numerosas versiones:
 
Nana Mouskouri:
 




Thierry Mutin:




Pero la más conocida y la que más ha contribuido a la difusión de esta pieza por el público en general, es la versión para orquesta que aparece en la banda sonora de la película de Stanley Kubrick "Barry Lyndon", realizada para cuerdas, timbal y continuo, por el compositor Leonard Rosenman:
 
 


Sin embargo, la pieza original fue escrita para clave y es el tercero de los cuatro movimientos que conforma la suite.


La zarabanda es una danza de ritmo ternario lenta y majestuosa, de origen español, donde nació como un baile rápido y provocativo acompañado por castañuelas y guitarra. En Francia se convirtió en una danza más lenta y de gran expresividad, con múltiples ornamentos en las melodías y en los pasos del bailarín.


Durante el siglo XVII muchas de las danzas populares llegaron a los salones cortesanos estilizadas por los maestros de danza que refinaron y embellecieron los movimientos para adecuarlos a la seriedad y elegancia palaciegas. 


Estas danzas se difundieron por las cortes de toda Europa, introduciéndose en las obras de teatro y en las óperas y también sirvieron de inspiración a compositores de la época que las recopilaron o rescataron sus diseños rítmicos para crear piezas instrumentales con igual denominación.

Una de estas danzas, la folía, de origen español, que es uno de los temas melódicos mas antiguos europeos, terminó convirtiéndose en uno de los patrones rítmico-melódico más famosos de la historia de la música.
Por alguna razón aún desconocida, este tema fascinó a los compositores más significativos de la época, entre ellos a Haendel, cuya zarabanda está inspirada en ella.

Aquí tenéis las partituras y el archivo midi.
 
 
extracto de http://flautamateoaleman.blogspot.com.es/2011/03/zarabanda-haendel.html 

martes, 21 de mayo de 2013

Audición recomendada: Funeral March for Louis XIV

Inauguramos ésta sección, donde queremos compartir las piezas más extravagantes que nos refieren nuestr@s seguidores/as, y que merecen ser divulgadas.

En este caso, os traemos una pieza fúnebre, pero significativamente gloriosa. 



Luis XIV, conocido como sabréis por "Rey Sol", nació, creció y murió en Francia, donde reinó durante la nada desdeñable cantidad de 72 años. Durante su reinado, se sentaron bases del absolutismo monárquico, del concepto de estado como unidad nacional bajo la soberanía centralizada de un único poder. "L'Ètat, c'est moi" (El estado soy yo), rezaban algunos chascarrillos de la época.

Si bien es cierto que bajo su mandato fue adulado e idolatrado por lo que supuso para la patria francesa, éste inició un periodo de decadencia del régimen establecido, pérdida de hegemonía francesa en el continente, fracaso en la política colonial e inquietudes sociales provocadas por las epidemias de hambruna. Sin embargo, siguió fiel a su trayectoria hasta el día de su muerte, con tan firme paso que hasta el propio obispo Godeau lo calificó como "vicediós".

Tras su muerte, provocada por la gangrena, el pueblo francés rindió pleitesía con un sepelio digno del más poderoso de los dioses, compuesto por un convoy y pompa fúnebre al que acompañaron practicamente todos los habitantes de la villa de París.


Para la ocasión, André Philidor compuso la "Marche fùnebre pour le coinvoi du Roi", de donde hemos sacado éste extracto, también conocido como "La symphonie du Marais".

Esperamos que la disfrutéis, y sepáis trasladaros a ese año 1715, donde todo un país dependía de la decisión de una persona que, con paso firme y decidido, les guiaba hasta el mejor de los destinos.