lunes, 27 de mayo de 2013

El legado de una creencia.

Los tiempos cambian, las modas arrastran masas, y los estilos permanecen, de forma efímera, bien patentes en nuestras calles, bien grabados en la retina. 

Atrás quedó el clavel en la solapa del portador, los verdiales en los cortejos, los fuegos de artificio en celebraciones sacras, y un sinfín de conductas que, aunque a día de hoy muchos se lleven las manos a la cabeza, en su momento fueron transgresoras y supieron mantenerse, de una u otra forma.

Hoy, desde nuestro rincón, queremos que miréis a vuestro alrededor, y os cercioréis de algo que, paso a paso, se acabará hundiendo con el peso de la historia y la tradición. Algo y alguien que todos los que tenemos ciertas décadas (no tantas) hemos vivido, porque han velado nuestro sueño, templado nuestras fiebres, y sosegado nuestro llanto cuando algo no nos gustaba. Esas abuelas de luto, custodias y transmisoras de una cultura religiosa, devota y ancestral, forjada a veces en la sumisión a lo inexplicable, o en la más pura de las creencias. 

Abuelas de negro que pasean su toquilla por las calles más antiguas de la ciudad, otrora arrabales inundados de gente, hoy sinuosas esquinas que dan lugar al espanto. Abuelas de tienda de comestibles, del barrio 'de tó la vida', que siguen dóciles el ritual dominical de la misa, limosna y comida familiar. Esas abuelas que una vez criaron a nuestros padres, e inculcaron en su pensamiento la fe y el amor a unos titulares, la capacidad de sufrimiento por la gloria inefable del vaivén de un palio. Esas que, por las celosías y rejas de sus balconadas, se asoman al paso de un crucificado, y estiran sus brazos para palpar la madera, aparentemente inerte, pero que tanta vida les dió en momentos donde el escepticismo inunda el sentir.

Abuelas de las que ya quedan pocas, y por desgracia no volverán, os mandamos un cariñoso abrazo, agradecimiento por vuestro aplauso, aunque no sepáis que somos tal o cual banda, de allá o de acá. A vosotras, gracias por transmitirnos lo que sabéis y sentís.

De ésta, también vuestra banda.

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