martes, 12 de marzo de 2013

Vuestra música...

Bienvenidos. Ése es el término y el concepto, de cómo nos sentimos cada vez que asistimos a algún acto con las hermandades que nos ocupan. Ésa es la sensación cuando entramos en las iglesias, y alguno de los allí presentes se percatan de que somos miembros de 'su' banda. Y agradecidos, infinitamente agradecidos es como estamos de ello porque, de esa forma y en ese contexto, el esfuerzo pesa menos, ahora y en Semana Santa.

Por ello, desde aquí queremos, valga la redundancia, AGRADECER, en mayúscula y bien claro, a todas 'nuestras' hermandades, como solemos decir, y augurar una Semana Santa fructífera, repleta de emociones y momentos inolvidables, y todos esos epítetos que suelen acompañar las crónicas de tales fechas. 

Seremos, así, "la voz del barrio" de La Unión, cuando éste más lejos quede, y el aliento del portador roce los mínimos. "El séptimo varal" de un balcón de Pilatos que anuncia al Hijo de Dios desde la Victoria. Seremos, como ayer acuñaron, "los otros cireneos" de un Nazareno portentoso, que sienta cátedra en el andar de un trono, sin jactarse de ello y a rostro tapado. Seremos, como no, "los hombros" que sostienen "Tu Cruz", cuando más pese su Agonía, "la trabajadera de metal", que ya acuñó cierto músico, de un Cristo inerte que congrega a un pueblo a su alrededor. Seremos quien anuncia, con Azahar y Romero, la llegada del Rey de Reyes, y de la inefable Madre de la Esperanza. Seremos el sudario que alivie el sudor y la sangre de un Nazareno de Viernes Santo, la melodía que retumbará en Pedrera, cuando el yacente Cristo de Sebastián Santos avance con el izquierdo por delante. Y cuando más apriete el calor, seremos el Cáliz que dé de beber al sediento, para acompañar al Cuerpo de Cristo.

Seremos y somos vuestra música, por y gracias a vosotros, los que confiáis cada año en el trabajo y el esfuerzo de un centenar de músicos, con su ejemplar dirección al frente. Que la Semana Santa nos depare a todos la mejor de cuantas hayamos vivido, y la peor de cuantas queden por vivir.

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