jueves, 5 de enero de 2012

Nuestro Lunes Santo.

Acaba el Domingo de Ramos, intenso desde primeras horas de la mañana hasta altas horas de la madrugada, y llega el Lunes Santo. Hoy toca Pasión, y con Él, comienza nuestro particular Vía-Crucis. Son las 14:30 y nos encontramos en nuestro ágape particular previo a cualquier salida, el Café-Bar Ebano. Casi 12 horas después de terminar el domingo nos preparamos para salir el lunes. Terminamos nuestro café para ir cargados de energía y nos vamos a la cofradía a cambiarnos.
Las primeras gotas mientras nos vestimos y comienza la incertidumbre. Los miedos se empiezan a apoderarse de la inmensa mayoría de compañeros. Finalmente, una llamada alentadora hace que vayamos hacia los Mártires; allí nos espera Jesús de la Pasión y su Madre  Dolorosa en Amor.  Nos lanzamos a la aventura, lloviendo, hacia los Mártires, con el deseo de poder salir y realizar la estación de penitencia. La salida se va complicando por momentos, cuando comienza a caer la lluvia con fuerza. Muchos compañeros esperando noticias dentro de la iglesia, otros intentando conseguir noticias alguna a través de la radio, mientras otros aprovechamos para rezarles a Ellos y pedirles que nos dejen disfrutar de su andar, su caminar por las calles de Málaga. Espera eterna hasta que finalmente salimos, con retraso, hacia la Catedral. La decisión de la Junta de la Hermandad es la de realizar estación de penitencia, y una vez allí decidir qué hacer. La ilusión que reina dentro de mi y mis compañeros es la de que finalmente podamos realizar el recorrido al completo.



Se abren las puertas de los Mártires y suenan los primeros toques de campana, el señor de la Pasión comienza su caminar lento y majestuoso en el interior de la iglesia para encarar la puerta, la que le lleva a reunirse con el pueblo malagueño que le aguarda. El sonido de la Marcha Real interrumpe el silencio, ¡ya estamos en la calle!, es Lunes Santo, ya está el Señor de la Pasión siendo ayudado por sus cerca de 100 cirineos con sus sones percheleros, sones de la calle San Jacinto.


Enfilamos calle Santa Lucía, con la dulzura que caracteriza al andar del nazareno. No hay pesar en su cruz, suena “La Lanzada” mientras da la curva para adentrarse en calle Granada.



La ilusión del comienzo se ha vuelto en realidad. Van sonando marcha tras marcha mientras él, camina despacio hacía el calvario. Todo se desvanece cuando justo entrando al Patio de los Naranjos comienza a caer un buen chaparrón. Suena “Costalero del Soberano” y ni toda el agua del mundo hace que en ese momento banda y trono sea uno más si cabe. Entrada a la Catedral y la decisión está tomada, es momento de volver a la iglesia y hasta el año próximo.


Salimos de vuelta a los Mártires, el Lunes Santo se había esfumado sin tan siquiera apenas haberlo disfrutado. Tardes de duros ensayos que se vienen abajo por la lluvia. La vuelta se hace dura, pero había que seguir. Marcha tras marcha, disfrutamos del momento, pero sabiendo que el momento ya es mucho más corto de lo que nos imaginábamos. Las calles repletas, mirándolo a él, degustando lo poquito que la climatología nos había dejado. Y llegamos al final, la Plaza de los Mártires, allí el pueblo le despide y nosotros, a los sones de su marcha, “Tras de ti, Simon”… cirineos de San Jacinto que te despiden hasta el año próximo, con más ganas e ilusión que nunca, volveremos a meter el hombro ayudándote con el peso de la cruz.

Otro día que se nos va, y ya van dos. El sabor agridulce se apodera de nosotros sin que nos demos cuenta. El tiempo corre sin poder pararlo y mañana nos espera el Señor de la Agonía en Pozos Dulces y con él todas las emociones contenidas hoy Lunes Santo.


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